domingo, 5 de agosto de 2012

Padres brillantes, maestros fascinantes

Padres brillantes, maestros fascinantes

Los buenos Padres alimentan el cuerpo, mientras que los padres brillantes alimentan la personalidad

Los buenos padres cuidan la alimentación física de sus hijos y los estimulan a llevar una dieta saludable; los padres brillantes van más allá. Saben que la personalidad necesita una excelente nutrición psíquica, de modo que se preocupan por el alimento que enriquece la inteligencia y las emociones.



Los buenos padres corrigen los errores, mientras que los padres brillantes enseñan a pensar.

    • Los buenos padres corrigen las fallas; los padres brillantes enseñan a sus hijos a pensar. Hay mucho más de fondo en corregir errores y enseñar a pensar de lo que podría soñarse en nuestra psicología.



    Vivimos en una sociedad en la que muchas veces parece que hemos perdido la batalla por la educación, que no es sólo lo que muchos piensan que equivale a modales, sino a fórmulas de ciudadanía, de tolerancia, de entendimiento, de armonía para con los demás y los que nos rodean.